Todos tenemos nuestras líneas rojas. Supongo que para algunos una de esas líneas rojas pudo consistir en la concesión del premio Nobel de literatura a Bob Dylan. Para otros, que periodistas o presentadores de televisión sea considerados novelistas de altura. Y para otros que le den el premio Goya a un actor con el síndrome de Down por el mero hecho de hacer de él mismo. En mi caso, cada vez que abro IMDb (como bien sabrá el lector, la mayor web de cine del mundo) y por alguna razón termino en la ficha de ‘Avengers: Endgame’ o de ‘The Lord of the Rings: The Return of the King’ (a partir de ahora AE o TRK, para abreviar…) y vuelvo a quedarme estupefacto cuando las votaciones de los usuarios le otorgan a la primera un 8,4 nada menos, y a la segunda un estratosférico 8,9. Es decir que la de Peter Jackson tiene más nota que ‘Apocalypse Now’ a la que conceden una media de 8,4, y la enésima de superhéroes tiene más nota que ‘Gritos y susurros’, con un 8,1. Y por ahí sí que no paso.
Que sí, que ya sé que son votaciones de todo el mundo, y que la gente por lo general tiene un criterio bastante escaso en casi cualquier cosa, mucho más en temas narrativos. En realidad no es como si fuera una web escrita por críticos cinematográficos. Eso lo sé. Pero también sé que esas notas, esas valoraciones, significan algo, y algo bastante profundo y preocupante: la tendencia global hacia un cine muy pobre en recursos narrativos y estilísticos, hacia una forma de entender la narrativa como un pasatiempos lujoso y lleno de colorines. Hace veinte o treinta años la cosa habría sido diferente, seguramente porque todos esos incautos capaces de ponerle un 10 a AE o a TRK se habrían sentido un poco avergonzados de hacerlo. Desde luego, prefiero que se sientan avergonzados a que digan lo que realmente piensan, porque quizá tienen razones para sentirse avergonzados.
Hace ya algunos meses escribí la crítica de AE, y llevo un tiempo queriendo escribir la de TRK (aunque el deseo de hablar de verdaderas grandes obras, y el escaso tiempo que me dejan mis proyectos literarios, me ha impedido hacerlo de momento… esperemos remediar eso pronto), entre otras cosas porque las considero películas hermanas, y en muchos aspectos. Ambas suponen, con dieciséis años de diferencia, la glorificación de un cierto estilo de fantasía, ambas son el culmen de cine diseñado y fabricado para frikis de la generación ‘Big Bang Theory’, ambas son una megaproducción de cientos de millones de dólares con ingentes cantidades de CGI (imágenes generadas por computadora) y con muchas estrellas y una apabullante mercadotecnia, y ambas han sido clamorosos éxitos de taquilla encumbradas temerariamente por sectores de la crítica (no todos, afortunadamente) incapaces de percibir, por lo visto, sus enormes debilidades y oquedades. Porque sus semejanzas no terminan en lo ya expuesto: tanto AE como TRK son filmes muy largos (más de tres horas de duración) y muy mal construidos, que ven su estrategia narrativa (si estrategia se le puede llamar a ese batiburrillo de escenas sin gracia) muy dañada por un montaje pésimo, digno de un videojuego o de un videoclip estiradísimo, ajeno a los delicadísimos, complejísimos resortes de puesta en escena, de construcción dramática, de dirección de actores, de punto de vista y de tiempos y espacios narrativos que hacen de otras películas de tres horas o más de duración (como ‘The Godfather’, o ‘Titanic’ o ‘Gone With the Wind’) verdaderos prodigios dramáticos muy por encima de estas producciones para niños.
Mi intención no es la de dar simplemente mi opinión. Mi intención, arrogante y por tanto insolente (como la de todo crítico cinematográfico, por otro lado), es la de influir en el lector de estas líneas, especialmente el lector amante de esas dos lamentables películas… es decir, con mucha, con muchísima suerte, hacerle cambiar de opinión respecto a ellas, o por lo menos hacerle pensar de manera un poco diferente. Porque creo que en mi caso, y me consta que en el de otros muchos, tenemos razones de sobra para considerar a AE y a TRK filmes pésimos, en los que por mucho dinero que se invierta y por muchas grandes estrellas que pueda haber ahí, no estamos tan lejos de ‘Conan, el destructor’ (‘Conan the Destroyer’, Fleischer, 1984) o cosas parecidas en lo tocante a enjundia narrativa, a valor meramente conceptual, a construcción y a montaje. Y vuelvo a hablar de montaje porque es el concepto más determinante a la hora de valorar tanto una como otra de manera rotunda y definitiva. Pues el montaje no solamente es la habilidad para unir dos planos diferentes con precisión técnica, musicalidad interna o pertinencia visual, también tiene que ver con la elección de tomas, con la intensidad argumental, con ayudar a los actores para que su trabajo luzca más, con un sentido global de la película pero también con el detalle de las pequeñas secuencias o pequeños bloques internos que hacen el todo. El montaje es la versión definitiva del filme, su acabado final, y ahí es donde AE y TRK hacen aguas por todos lados… porque ya en sus cimientos, en el guion y en el rodaje, están heridas de muerte.
Y esta apreciación no nace de un desprecio sistemático por esta clase de películas. En mi opinión, los dos primeros filmes de los Vengadores, sobre todo el segundo, eran bastante dignos. En el caso de la trilogía de Jackson, la anterior a esta, ‘Las dos torres’, fue mucho más afortunada. La primera, ‘La comunidad del anillo’, tenía sus momentos, aislados, pero bastante destacables. La segunda aprovechó el material filmado por Jackson para caer en las expertas manos de Michael Horton, que hizo un trabajo portentoso de construcción y de edición de ese material, hasta el punto de lograr muchos momentos muy hermosos y de aupar a la película entre los grandes filmes de fantasía de nuestro tiempo, sobre todo por un primer tercio sencillamente magistral. El lector debe saber (y si no lo sabe se lo cuento yo) que el ingente metraje de esa trilogía se filmó totalmente desordenado. Es decir, no se filmó primero todo lo relativo al primer volumen, luego lo del segundo y finalmente lo del tercero, sino que en un rodaje larguísimo se fueron sucediendo bloques de secuencias de las tres películas. En suma: el director es el mismo siempre, pero el montaje no. Ahí está la clave. Jackson no contó con la mente de Horton para la tercera película, y de ahí el batiburrillo indigesto que le quedó.
En el caso de AE, se trata de algo parecido a una parodia… La historia ya estaba contada, con todo lo relativo a las gemas del infinito y el enfrentamiento final con Thanos… pero en lugar de quedarse en eso, la continuaron. ¿Para qué vas a tener una gran superproducción que haga miles de millones de recaudación, si puedes tener dos? Dividieron el capítulo final en dos partes y se sacaron de la manga tres horas inoperantes en las que nada sucede, presididas por la más aplastante desgana, por una indescriptible abulia narrativa, en la que los personajes más importantes (Hulk, Viuda Negra, Ojo de Halcón, Capitán América, Iron Man, Thor), parecen hartos de sí mismos, y en la que no existen secundarios, pues son todos puros fantoches. Pero al igual que sucedió con ‘El señor de los anillos’ había que convencer a todo el mundo de que ese era el acontecimiento cinematográfico de la década, y la gente encantada con volver a pagar el precio de la entrada y los críticos entusiasmados con esta nadería.
Imposible decidir cuál de ellas es peor, porque ambas logran el increíble triunfo de no aportar absolutamente nada al espectador. ¿Qué secuencia, qué diálogo, qué plano puede citar el amante de estas películas como algo realmente memorable? Son colorines, son el éxito de lo frívolo, de lo comiquero y lo grandilocuente, lo aparatoso y vacío, la falta de ingenio y de inteligencia narrativas, literarias, dramáticas. Y probablemente esto no quedará aquí. Dentro de no mucho tiempo llegará una nueva saga que arrastrará a millones a las salas, y que propondrá el final más épico jamás visto, y muchísimas estrellas, colorines, luces de efectos especiales y monstruos por ordenador. Es decir, la misma bagatela que Hollywood ha perpetrado desde que comenzó. AE y TRK son narraciones de una torpeza y de una desgana apabullantes. Pero para muchos esto es gran cine. Que lo disfruten. Otros tenemos cosas más importantes que ver.